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la frontera de Ceuta

o la mediocridad de nuestras autoridades

 

Se ha publicado en el BOE el anuncio de la licitación de las obras para la Remodelación de la glorieta de Arcos Quebrados, con un presupuesto de 5.340.910,35 €. Se trata de la primera fase de la reforma de la carretera que conectará el puerto y la frontera y que comprende el tramo entre la rotonda de acceso al hospital y la frontera.

Tras haber podido consultar el proyecto completo, se han confirmado todos mis temores, nos vamos a gastar cerca de 6 millones de euros para ampliar una rotonda, añadir un carril en dirección al puerto, construir una pasarela y agrandar el acerado.

 
 

Para empezar, el proyecto parte de una suposición errónea pues la intensidad de vehículos en ese tramo se ha basado en el tráfico actual, tomando como estado crítico el originado durante la operación Paso del Estrecho, es decir, viajeros que van o vienen de cruzar el Estrecho. Posteriormente se ha considerado un aumento proporcional en los siguientes 20 años. Según sus cálculos la hora punta actual puede alcanzar los 802 vehículos y en el 2035 aumentará hasta 1.157. Ahora bien, vuelven a cometer el mismo error que con el Plan General, no consideran el tráfico de vehículos que pudiera venir a Ceuta a realizar compras (que sería muy superior si no hubiera retenciones tanto para entrar como para salir de la ciudad), ni tampoco tienen en cuenta las situaciones (desgraciadamente diarias), que se producen en los alrededores de la frontera cuando se producen cierres parciales tanto para el paso de vehículos como de peatones. 

 
 

En la planimetría aportada, se puede observar como ni tan siquiera se amplía la superficie para los transportes públicos. Además, con el tipo de rotonda elegido junto a la frontera y con la mediana que separará los dos carriles, se generarán situaciones no deseadas en caso de emergencia, o simplemente en caso de bloqueo en alguno de los sentidos, ya que dicha mediana es una barrera física permanente que no permitirá una flexibilidad que sería muy útil, haciendo reversible alguno de las carriles, algo que ya hace la Guardia Civil para facilitar la llegada de los autobuses al final del recorrido cuando los dos carriles en dirección a Marruecos están bloqueados. Así pues, ¿de qué sirve toda la inversión si al final solo se le gana un carril en sentido frontera-centro ciudad, cuando el problema (entre otros muchos) está en el sentido inverso?

En las inmediaciones de la frontera, no se produce ninguna mejora, ni más espacio para los taxis, ni para los autobuses, ni una zona que permita recoger o dejar a alguien en transporte privado. Tampoco se ha tenido en cuenta la mejora de la urbanización en esa zona. No hay mobiliario urbano en los planos, ni zonas verdes que protejan a los viandantes del sol, el viento y la lluvia.

 
 

Se podrá decir que las obras mejorarán los accesos peatonales a la barriada del Príncipe, pero que no digan que se crea un nuevo paseo marítimo. Es cierto que habrá un nuevo acerado de 2 metros de anchura junto a las laderas existentes, y que la acera junto al mar pasará a tener 4,5 metros, pero eso no es un paseo. No hay árboles, ni zonas de descanso, ni separación física con el tráfico rodado. Por si fuera poco, un tercio de ese “paseo marítimo” verá disminuida su anchura casi a la mitad, a causa de las rampas de acceso a la pasarela, aspecto que aparece en las plantas de trazado, pero no lo hace en ninguna de las numerosas secciones transversales del viario.

 

Es evidente que el acceso peatonal a la barriada era necesario, pero ¿será de utilidad para las personas que vienen de Marruecos andando en dirección al polígono del Tarajal? La pasarela se encuentra a unos 300 metros de la verja, esto es, tendrán que recorrer 600 metros para llegar casi al mismo punto pero a una cota más alta.

Si hablamos de la nueva “imagen” que tendrá la entrada a Ceuta, que no se engañen nuestros políticos, seguiremos dando una impresión tercermundista, porque no se resolverán los problemas de tráfico rodado y peatonal, porque los servicios de transporte públicos seguirán siendo deficitarios por falta de espacio y porque las obras de urbanización serán inexistentes, por no hablar de la calidad proyectual de la pasarela, una obra de ingeniería industrial, sin personalidad ninguna y que podemos encontrar en cualquier otro lugar.

 
 

Este proyecto será una nueva oportunidad perdida y un nuevo despilfarro de dinero y de tiempo, como también lo fue el proyecto que impulsó la Ciudad Autónoma para el embellecimiento de la avenida Martínez Catena, cuyo objetivo era relanzar la economía de la ciudad, mejorando los accesos a Ceuta desde Marruecos para atraer a un mayor número de compradores. Lógicamente no se cumplió porque las medidas necesarias van mucho más allá de cambiar la solería de la acera o de ganarle un carril más al viario. Por si no fuera poco, la Revisión del Plan General de Ordenación Urbana, ni tan siquiera nombraba la palabra frontera, como si los problemas que sufrimos hayan aparecido recientemente y de improviso.

En el aspecto jurídico, tengo serias dudas de que estas obras sean legales, puesto que cambian un viario estructurante de primer orden que no viene recogido en el Plan General vigente, el del 92, para ello tendrían que haber realizado una modificación puntual del PGOU. ¿Sería inverosímil tamaño error? No sería la primera vez que una administración licita una obra sin todos los preceptos legales. Recordemos los antecedentes de la Ciudad con el Desdoblamiento del Paseo de las Palmeras o con la remodelación del Paseo de la Marina.

¿Cómo solucionar los problemas de la frontera? Tal y como se indicó en las alegaciones del Colegio de Arquitectos a la Revisión del PGOU, en cuya redacción participé, la ciudad está forzada a ganarle terrenos al mar, porque el principal problema de esa zona es la falta de espacios. Es evidente que la solución es compleja, no desde el punto de visto técnico (las profundidades no superan los 10 metros a un kilómetro de distancia de la costa), sino desde el punto de vista de la gestión administrativa al estar implicados los Ministerios de Fomento, de Interior y de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, y la Ciudad Autónoma. Sin embargo, un tratamiento global podría solucionar numerosos problemas que afectan, y muy seriamente, al futuro de Ceuta. Ante situaciones de este tipo, lo mejor sería convocar un concurso de ideas abierto a equipos multidisciplinares (no sólamente a ingenieros o a arquitectos), eso sí, con un jurado de calidad, especializado en estas problemáticas y no un jurado de políticos o técnicos afines.

En resumen, los ciudadanos de Ceuta no merecemos tanta mediocridad ni por parte de la Ciudad Autónoma ni del Gobierno Central y si todos buscamos un futuro mejor para Ceuta sería conveniente que nuestras autoridades dejaran de actuar con las obras y el planeamiento de la ciudad como si de una reforma de sus casas se tratara.


Ceuta, diciembre de 2o\5

Carlos Pérez Marín, arquitecto


* todas las imágenes han sido extraídas del Proyecto de Construcción “Puerto de Ceuta- Frontera de El Tarajal”, Tramo remodelación de la Glorieta de Arcos Quebrados, redactados por las empresas Cemosa y Estudio Pereda 4, a excepción de la imagen de portada que pertenece a Google Maps.